El alcohol inhíbe el tic tac de la ética. Es tan sublimé la conversación entre dos organos sexuales de distintos seres. Idénticos.
Acto imponente, rito de groserías y rezos al cielo. Gritos. Sólo una nomenclatura química exacta y unas pequeñas dosis de paciencia.
La paciencia es necesaria, hay que saber cuando explotar, exprimir lo necesario. Por lo menos, en el ahora, no tendré que esperar que una fría máquina cargue la página adecuada para satisfacer al animal.
En pleno acto, a veces, la razón trata de inmiscuir sus narices. Por que tiene varias. El caso es que entre más discurró en la vanalidad de lo importante, el animal pierde fuerza y cae el instinto. Pero no el entusiasmo y culmina así, satisfecha la vagína y el animal.
Demasiado instintivo para mi gusto, me gustan más las cosas instintivas con el toque romántico tipo Aute, es más lindo así.
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