Avanza sigiloso entre la espesa bruma de notas que emergen de quienes no actúan. Los chismosos. Chinoy es un suceso curioso, es el conductor de sus desiciones. Lo sabe y los demás también. Es trasparente por las tardes y un huracán cuando le intentan robar su confianza. Siempre la brinda a quien mas la busca, y a diferencia de los que buscan, él siempre encuentra.
Por las tardes se le ve volar junto a las aves, rumbo a un lejano paraje, en donde el sol le mira y se sorprende. La paz es su vestimenta habitual y la derrama por montones. En ocasiones, surge , uno que otro disparatado que le llama loco y él solamente se ríe de esa cara ignorante, de la exigua comprensión de unos pocos.
Chinoy, desde su nacimiento ha permanecido callado, no por que no pueda hablar, más bien; ha decidido procesar cada una de las palabras del mundo y acariciarlas en su interior. Díce, con señas, que puede identificar oraciones por su sabor, los predicados por su forma y hasta clacificar por su color a los verbos. La cienca lo arrulla, le invita a decifrar las incógnitas del universo. En donde duerme despierto.
Trás un largo periodo de escases de información, tuvo que decidirse a interpretar los movimientos de los holgazanes de pensamientos. Era fácil. Perfecionó a tal modo su nueva adquisión, casi sensorial, que podía adivinar, en cualquier persona la forma en que reaccionaría a cualquier cirscunstancia,a pesar de ser un humano. Pronto se volvió un hábito y por las calles, señalaba cuando pasaría determinada persona, a derteminada hora.
En un día de aburrimiento, pues ya sabía cada cosa de las vidas de los devariados; se dejó atacar por la somnolencia inecesaria, sin embargo; se percato de algo inusual que cruzó por en medio del pueblo, como un canal de agua. Era una solitaria y bella sorda, él lo sabía y no importaba el por que.
Sigiloso la siguió hasta donde termina la tierra y empieza el mar de los placéres. Se sentaron en la orilla del fin del mundo, casi se podían tocar las luces del inicio de la vida. La volteó a ver y por primera vez susurró su primera oración:
"Creo que el infinito se acabará si tu decidieras a escucharme. Por que no hacerlo?; dime", dirigiendose a su pequeña oreja.
Despues de un largo silencio abismal, ella volteó, tomó una estrella azul-verde, se la obsequió y dijo:
"No escuchaba, por que esperaba que tú me hablaras".
Entónces, se perdieron en lo inmenso de una extraña explicación...
Aquella orilla nuestra
Hace 6 años
Hola! tu texto me recordó la novela "El Perfume" con final de cuento de hadas ;)
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